El primer elemento a considerar es nuestro nivel individual de rendimiento, esto tiene relación directa con las velocidades a las cuales somos capaces de correr. El segundo elemento a considerar, es el nivel de condición física individual, expresado en el peso corporal. Como tercer y último elemento debemos considerar factores de tipo técnico al momento de correr, esto dice relación, con nuestro nivel de maestría técnica al momento de correr, independiente de la velocidad o rendimiento. Factores como el apoyo del pie, la posición de la cadera, la orientación de las rodillas, entre otros, son factores determinantes a la hora del elegir el calzado a utilizar.
Una vez definidos los 3 puntos anteriores, debemos determinar la función del calzado, entrenamiento o competencias.
a) Zapatilla de entrenamiento:
tiene como características principales un máximo nivel de amortiguación, tanto en el talón como en la planta del pie, su estructura es bastante sólida y rígida, lo que permite gran estabilidad al momento de apoyar el pie, sobre todo en la zona del talón. Estas cualidades la hacen ser un calzado medianamente voluminoso, poco estilizado y un peso relativamente elevado si consideramos como factor predominante la seguridad y estabilidad por sobre la velocidad.
Conforme el nivel del corredor va mejorando, la zapatilla ya no requiere una excesiva protección al momento de entrenar, con lo cual se puede comenzar a privilegiar la velocidad y performance. Para ello existen zapatillas de entrenamiento más livianas, las cuales reducen los niveles de rigidez y amortiguación, permitiendo reducir notoriamente su peso y le otorga un diseño más flexible y compacto. Lo anterior no es recomendable si el deportista entrena sobre terreno excesivamente rígido (cemento), ya que las superficies duras dañan severamente las articulaciones en el largo plazo.
b) Zapatillas de competencia:
al igual que para el entrenamiento, al momento de competir nos encontramos con 2 tipos de calzado. A diferencia del entrenamiento, no se estratifican por el nivel de protección, si no por la distancia de competencia.
Para competencias que fluctúan entre los 15 y 42 Km. Tenemos un calzado de competencia, cuya característica principal es tener un volumen y peso muy pequeños y un bajo nivel de amortiguación.
Para competencias que oscilan entre los 3 y 15 Km. Nos encontramos con un calzado extremadamente liviano, mínima amortiguación y tamaño muy reducido. Por el hecho de tener un peso y tamaño tan reducido, carece de todos los elementos tecnológicos de amortiguación existentes en el mercado, tales como: aire y gas comprimido, gel, silicona, entre otros.