Las verdades sobre los azúcares sustitutos – Endulzantes
Aunque muchas personas tienen preocupaciones insistentes sobre la seguridad de los edulcorantes artificiales, aun así usan montañas de ellos para evitar el azúcar y las calorías. En resumen, la mejor solución para proteger la salud: comer y beber menos cosas dulces.
Globalmente los edulcorantes artificiales representan un mercado de U$ 1.500 millones anualmente.
El mundo científico es una dicotomía de conclusiones. Para cualquier endulzante, se puede encontrar fácilmente un estudio que ofrezca un análisis tranquilizador sobre seguridad, igual que uno que enumere potenciales efectos alarmantes.
Y podría haber efectos a largo plazo que se volverán evidentes después de que la gente haya consumido estos sustitutos del azúcar durante décadas.
Por lo tanto, la mitología y el capricho guían las decisiones de muchas personas.
Para Alissa Kaplan Michaels, consultora de relaciones públicas de Nueva York, las impresiones de la infancia superar a la absolución de la Dirección de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA en inglés). Ella se enteró en los años 70 que las ratas que se atiborraban de sacarina, vendida como Sweet´N Low, desarrollaban cáncer de vejiga.
La dependencia eliminó las advertencias de la sacarina en el 2000 luego de que investigaciones arrojaron que la sustancia actuaba de diferente manera en ratas y humanos, pero ella aún lleva consigo sobres de sucralosa, vendida con el nombre de Splenda. “Es el cáncer de las ratas”, dijo. “No puedo quitarme esto de la mente”.
La literatura científica puede alarmar o tranquilizar. Un enorme estudio en un instituto de investigación del cáncer en Italia encontró que las ratas a las que se les administró aspartame, vendido como Equal o Nutra-Sweet, tenían tasas más altas de leucemia o linfomas. Pero el Instituto Nacional del Cáncer, en Maryland, revisó los datos de salud de medio millón de jubilados y no encontró correlación entre las bebidas con aspartame y estos tipos de cáncer.
La FDA categoriza los tres principales edulcorantes artificiales disponibles hoy – sacarina, aspartame y sucralosa – como “generalmente reconocidos como seguros”. “La comunidad científica siente que han sido probados de manera muy adecuada para detectar cualquier posible toxicidad”, dijo Gary M. Williams, profesor de patología en el New York Medical College, quien ha estado involucrado en revisiones de seguridad de endulzantes artificiales, algunas financiadas por los fabricantes.
Los edulcorantes artificiales son mucho más interesantemente dulces que el azúcar, así que la gente los consume en cantidades muy pequeñas.
La mayoría de la sustancia blanca en los sobres es relleno. Pruebas de seguridad en animales usaron dosis cientos o miles de veces más altas.
Sin embargo, los críticos, especialmente del aspartame, dicen que se presentan dolores de cabeza, trastornos neurológicos y cánceres, y que los reguladores los ignoran.
El Centro para la Ciencia en el Interés Público, un grupo activista de salud, pega la etiqueta de “evitar” en la sacarina y el aspartame, pero considera seguras a la sucralosa y al neotame, un sustituto más nuevo del azúcar. El centro también advierte contra el acesulfamo-k, un edulcorante menos común utilizado con otros endulzantes en bebidas y productos horneados para dar un sabor más parecido del azúcar.
El centro le otorga a stevia, un endulzante derivado de una planta, una nota de “precaución”, porque los estudios del centro fueron hechos solo con una especia de animales de laboratorio.
La sacarina, el aspartame, la sucralosa y el acesulfamo-k son moléculas que estimulan ciertas proteínas de la lengua, lo que activa a las neuronas que envían señales al cerebro de que la sustancia es dulce.
Con todas las interrogantes sobre los edulcorantes artificiales, algunas personas podrían preguntarse ¿qué tan mala es el azúcar?
Los efectos nocivos del azúcar para la salud son los mejor establecidos: puede hacerlo engordar.
Varias investigaciones publicadas el año pasado encontraron una fuerte correlación entre el aumento de peso y el consumo de bebidas y postres endulzados con azúcar. Tomar bebidas con edulcorantes artificiales no provocó aumento de peso.
La obesidad lleva a diabetes, enfermedades cardíacas y cáncer.
En términos de riesgo relativo, “las bebidas endulzadas artificialmente son mucho menos dañinas que las bebidas con azúcar normal”, dijo Walter Willett, presidente del departamento de nutrición en la Escuela de Salud Pública de Harvard. Aun así, las bebidas dietéticas son menos que óptimas. “Las considero como un parche de nicotina”, señaló.
La mejor solución para proteger la salud: comer y beber menos cosas dulces.
Extraído del diario El Espectador.
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