Lesiones de Runners – Contracturas
Cuantas veces después de nuestro entrenamiento, especialmente cuando nos exigimos un poco más, empieza ese “conocido” dolor en nuestros gemelos o isquiotibiales. Sabemos que es una contractura muscular, pero qué es?
Es la contracción persistente e involuntaria de un músculo. Al igual que el calambre es un problema benigno que no reporta ningún peligro; aunque es muy dolorosa y puede impedir la actividad deportiva, a veces se puede mantener a un nivel bajo. Se diferencia del calambre en la duración, que en el calambre es ocasional y la contractura es más duradera, el músculo queda contraído. Hay que tener cuidado de no confundirlo con una rotura de fibras.
Existen tres tipos:
-Contracturas fisiológicas. Son las más frecuentes, derivan de una sobrecarga muscular o un sobreuso. Consiste en un trastorno temporal por la contracción y acortamiento muscular durante un periodo considerable de tiempo. Son las más habituales en los corredores sobre la zona de gemelos, peroneos, isquiocrurales y cuádriceps.
-Contracturas posturales. Son aquellas que se crean tras la adopción de una postura incorrecta durante un tiempo determinado. Más habituales en personas sedentarias.
-Contracturas en defensa. Se originan cuando existe una lesión primaria y como consecuencia de ésta la musculatura adyacente aumenta su actividad, produciéndose una contractura en defensa o siendo el propio músculo dañado el que crea una contractura con el fin de no agravar más la lesión primaria.
SÍNTOMAS. Dolor no agudo, pero sí constante, localizado en un músculo; también tensión, el músculo se pone duro "como una piedra". Puede calmarse, pero no cede totalmente.
DURACIÓN. Suele durar varios días.
CAUSAS. Fatiga muscular ocasionada por un trabajo intenso. Existencia de una lesión primaria. Mala postura. Incorrecta alimentación e hidratación.
TRATAMIENTO. Reposo de 3 a 7 días, medicación (antiálgicos, antiinflamatorios, relajantes musculares...), masaje relajante. Si persiste, ultrasonidos, electroterapia antiálgica...). En el caso de las contracturas posturales es indispensable correción del hábito que las produjo.
PREVENCIÓN. No hacer sobreesfuerzos, respetar los descansos necesarios entre sesiones de entrenamiento. Evitar los incrementos bruscos de intensidad en los ejercicios. Calentar adecuadamente antes de entrenar. Si se producen habitalmente es señal de no haber rehabilitado suficiente o pueden existir carencias de minerales y/o vitaminas. Después de sufrir una contractura no se debe levantar pesos en unos días, nada de pesas.