Explorando
la Fibromialgia,
El
desconcertante síndrome de dolor-fatiga.
Extraido desde IDEA Fitness
Journal.
Aquellos
que la padecen, sufren de un dolor terrible. El ejercicio puede ayudar a
aliviar el dolor, pero el programa de entrenamiento tiene que ajustarse a la
tolerancia del alumno.
Usualmente tienen dolor, típicamente cansados y
algunas veces deprimidos. No existe cura para su condición, pero la ciencia ha
demostrado que el ejercicio es de gran ayuda.
Ellos
sufren de Fibromialgia, también conocido como Síndrome de Fibromialgia (FM), un
desorden multisistémico que afecta aproximadamente al 4% de la población entre
20 y 60 años; el 80% de las personas diagnosticadas son mujeres (Smith y Barkin 2010). La fibromialgia se
caracteriza por un dolor persistente de gran alcance, junto con fatiga, sueño
interrumpido y depresión, según Smith y Barkin. Otros síntomas son dolores de
cabeza, desorden temporomandibular (articulación de la mandíbula), y
sensibilidad en varios “puntos sensibles” (puntos de activación en el cuerpo
que son especialmente sensibles al más ligero tacto – Lawrence et al. 2008; Smith & Barkin 2010).
Los
científicos han observado la FM en familias, sugiriendo la relación a múltiples
genes. Mientras no existe cura para la FM, un enfoque específico y
multidisciplinario con el paciente, junto con ejercicio y educación, la terapia
cognitivo-conductual (cambiando la forma en que la persona piensa sobre la
fibromialgia) y las terapias con drogas específicas han mostrado mejoras en los
síntomas y funciones (Smith y Barkin 2010).
Es
importante para los profesionales del ejercicio entender cómo la FM altera la
vida de las personas que la padecen. Las personas pueden perder sus trabajos,
sus esposas y la habilidad para disfrutar la vida. Mientras que el ejercicio
puede aliviar la tensión, tiene que coincidir con la cantidad y la realidad de
una persona con FM puede manejar. Un entendimiento profundo de la FM ayudará a
los profesionales del ejercicio a diseñar rutinas apropiadas para el estilo de vida
de las personas con FM.
Raíces
históricas de la Fibromialgia
Inanici y Yunus (2004) notaron que en el siglo
16, la literatura Europea medieval hace mención de personas sufriendo de
dolores musculoesqueléticos, lo que podría ser lo que ahora llamamos Fibromialgia.
Por muchos años, la fibromialgia -como dolor muscular- fue identificada como un
reumatismo (problemas médicos asociados a las articulaciones y tendones) y
reumatismo muscular. Inanici y Yunus afirman que en 1904, un neurólogo
Británico Sir William Gowers introdujo el término Fibrositis, la cual describía
numerosas características y condiciones hoy asociadas a la Firbromialgia.
En
1976, el nombre Fibrositis fue cambiado por Fibromialgia (fibro: fibra; myo:
músculo; algia: dolor), y la Fibrosis
pasó a ser una definición de una inflamación de las fibras connectivas. Hugh A.
Smythe, MD, fue el primero en describir la FM como un síndrome de dolor
generalizado tal como es conocido hoy, y el primero en identificar los puntos
sensibles de activación afectados por la FM (Inanici y Yunus 2004). En 1990, el Colegio Americano de
Reumatología estableció los criterios médicos para diagnosticar la
Fibromialgia; estos criterios fueron revisados en 2010.
Fisiopatología
de la Fibromialgia y sus efectos en los que la padecen
La subyacente causa médica de la FM sigue
siendo investigada. Por un tiempo se pensó que la FM era psicosomática, un
dolor físico causado por factores mentales como el stress. Ahora se cree que es
un desorden patológico que afecta cómo el sistema nervioso procesa el dolor (Smith y Barkin 2010). La evidencia
sugiere que puede ser una consecuencia de una condición genética de unos
neurotransmisores específicos en el sistema nervioso (Smith y Barkin 2010). El resultado es un estado de sensibilidad al
dolor físico (llamado hiperalgesia)
y la experiencia de dolor de estímulos que no son normalmente dolorosos, como
un toque ligero.
La
Fibromialgia no es una enfermedad de articulaciones, por lo que no puede ser
relacionada con la artritis, y tampoco inflama o lesiona las articulaciones,
músculos u otras fibras. La Fibromialgia es considerada un síndrome más que una
enfermedad, ya que es un conjunto de signos, síntomas y problemas médicos que
tienden a ocurrir juntas sin causa
identificable. Una enfermedad tiene una o más causas, signos y síntomas
identificables.
Toda
la gama de los síntomas de la FM puede tomar un gran número en los que la
padecen en diferentes formas. Muchos se sienten que no pueden hacer sus rutinas
diarias. Por ejemplo, entre los pacientes con FM entrevistados:
-
35%
reportaron dificultades en sus actividades diarias.
-
55%
tuvo dificultad para caminar 2 cuadras.
-
62%
tuvo problemas para subir escaleras
-
Más
del 66% tuvo dificultades menores para hacer las compras, trabajos domésticos y
acarrear 5 kilos (Bennett et al. 2007)
Aspectos de la vida como carreras
profesionales y relaciones personales han sucumbido a los efectos de la
debilidad de la FM. Una entrevista realizada por Bernard, Prince y Edsall
(2000) revelaron que el 94% de los pacientes con FM divorciados o separados
atribuyeron su separación al síndrome. Más allá, el 30% de los que respondieron
la entrevista finalmente renunciaron a sus trabajos después de ser
diagnosticados con FM. Finalmente, la condición puede ser relativamente
costoso: 74% de los pacientes con FM encuestados mencionan que tuvieron que
gastar entre U$100 y U$500 mensuales en productos farmacéuticos para tratar los
síntomas. Las compras comunes son acetaminofeno, ibuprofeno, naproxen (para el
dolor), ciclobenzaprina (para relajación muscular), amitriptilina (para la
depresión) y aspirina (Bennett et al.
2007).
Cómo
la Fibromialgia es evaluada
En 1990, el Colegio de Reumatología Americano
estableció los criterios de clasificación para la FM que incluye un historial
de dolor crónico y generalizado, junto con dolor moderado en al menos 11 de los
18 puntos sensibles. El “Dolor generalizado” se define como un dolor axial en
el esqueleto del cuerpo (espina cervical, pecho anterior, espina torácica y
espalda baja), el dolor en la sección izquierda del cuerpo, dolor en la sección
derecha del cuerpo, dolor sobre la cintura y dolor bajo la cintura (Wolfe y Hauser 2011).
En
2010, el Colegio de Reumatología Americano revió el criterio. En vez de evaluar
los puntos sensibles, el nuevo criterio recae en una entrevista detallada y un
examen para evaluar el dolor del cuerpo usando una escala de dolor generalizado
en una escala de 0 a 19, que toma en
consideración 19 puntos del cuerpo. Estos puntos están ubicados en las áreas de
la mandíbula, abdomen, pecho, piernas, caderas, hombros, cuello y espalda (Wolfe y Hauser 2011). El criterio de
2010 también incluye una tabla de valores de severidad de síntomas, dónde se
evalúa la fatiga, síntomas cognitivos y la experiencia de caminar sin
hidratarse. Los valores basados en dicha escala son:
0: sin problemas
1.- problemas bajos o medios; generalmente
medios o intermitentes
2.- problemas moderados o considerables;
presentes a un nivel moderado.
3.- Problemas severos; molestia en actividades
diarias y continuas.
(Wolfe y
Hauser 2011).
Tratamientos
para la Fibromialgia
Smith y Barkin (2010) concluyeron que un
acercamiento específico para cada paciente y de manera multidisciplinaria, es
la mejor forma de ayudar a los pacientes de FM a mantener los síntomas bajo
control e incrementar significativamente su calidad de vida. Sim (2012)
menciona que ya que las causas de la FM son complejas, un plan de tratamiento
multifactorial es recomendado y que ha probado que es el mejor método.
Intervenciones para FM: Terapia acuática,
biofeedback, medicina alternativa, ejercicio aeróbico, resistencia
cardiovascular, electroterapia, relajación mente-cuerpo, educación y terapia de
comportamiento.
Rossy el al. (1999) propone, en base de
meta-análisis de 49 estudios, que los tratamientos para los síntomas de la FM
libres de drogas son más efecticos que el tratamiento con drogas, y que el focalizarse en el
ejercicio es lo esencial para el tratamiento de la FM.
Terapistas
ocupacionales tienden a afirmar que para mejorar las actividades funcionales y
manejar el dolor y la fatiga (Sim 2012).
Los terapistas físicos, por otro lado, se enfocan en incrementar la tolerancia
al ejercicio y los niveles de acondicionamiento físico, reduciendo el dolor y
mejorando las habilidades funcionales, dice Sim. Ambos tipos de terapeutas
prefieren las intervenciones a la FM que incluyen ejercicios de resistencia,
control de la fatiga, educación postural, relajación y ejercicios acuáticos (Sim 2012).
Por
qué los ejercicios aeróbicos ayudan al tratamiento de la Fibromialgia
El dolor relacionado con la FM pueden
debilitarlo, por lo que es de gran evidencia que el ejercicio puede reducir el
dolor. El stress crónico que se observa en los pacientes con FM puede reducir
la vaso dilatación, la permeabilidad y densidad capilar, con su consecuente
restricción al paso de la sangre hacia la piel y músculos; éste conjunto de
problemas es referido a la desregulación
cardiovascular (Vierck 2012).
El
cuerpo afectado por el compromiso de este flujo de sangre puede volver
hipersensible al dolor, el tejido afectado puede ser fácilmente dañado o
perjudicado. La regulación de la temperatura también se ve desfavorecida,
creando aún más incomodidad. Adicionalmente, la falta de circulación puede
llevar a la creación de más ácidos metabólicos, que contribuyen a aumentar la
incomodidad y/o dolor. La desregulación cardiovascular es más prominente en
mujeres que en hombres, por lo que es más probable el factor de por qué las
mujeres son más afectadas por la FM (Vierck
2012). El ejercicio aeróbico regular ha mostrado que minimiza (o atenúa) la
desregulación cardiovascular.
Los
estudios del ejercicio de larga duración han
mostrado que pueden reducir el stress crónico y mejorar la
microcirculación (Vierck 2012). El
stress crónico comúnmente conlleva a elevar la presión sanguínea, o
hipertensión, mientras que el ejercicio aeróbico constante ha mostrado que
reduce la presión arterial en reposo. El ejercicio regular promueve la angiogénesis (la creación de nuevos
vasos sanguíneos) y promueve la reducción de los síntomas de la claudicación (calambres in los pies,
típicamente producidos por la obstrucción del flujo de sangre) y dolor isquémico muscular (por una baja
de oxígeno).
Más
allá, la contracción muscular durante el ejercicio provoca un incremento del factor de crecimiento endotelial (el endotelio es la capa más delgada de las
células que cubren la superficie interior de los vasos capilares). Este
incremento en el FCE es un contribuidor esencial al crecimiento capilar,
resultando en un mejor suministro de sangre a los músculos esqueléticos. Y una
mejora en el suministro de sangre a los músculos durante el ejercicio mejora la
eliminación de los subproductos metabólicos, lo que reduce las molestias
asociadas a la acidosis.
Por
qué el ejercicio es muy difícil para personas que sufren de Fibromialgia
A pesar de los beneficios del ejercicio
constante son buenos para los pacientes con FM, muchas personas con éste
síndrome no pueden seguir un régimen de ejercicios. Es importante recordar que
la FM es un desorden de múltiples síntomas que incluye un dolor generalizado,
fatiga crónica, depresión y estrés.
Con
estas condiciones que afectan a las personas con FM, los profesionales del
ejercicio deben reconocer y entender que para estas personas es difícil
involucrarse en el ejercicio. El aumento de los subproductos metabólicos
causados por el ejercicio puede incrementar el dolor y las molestias durante y
después del ejercicio. Es por esto que los profesionales deben diseñar rutinas
de ejercicios leves y con progresiones graduales para evitar los ejercicios
intensos y fatigantes, que pueden incrementar los subproductos metabólicos.
Ejercicio
– Recomendaciones desde la Investigación
Los beneficios de los ejercicios acuáticos lo
hacen una opción muy atractiva para los pacientes con FM. La boyantes, control
de la temperatura y la viscosidad del agua pueden llevar a una experiencia de
ejercicio más confortable que las rutinas tradicionales en un gimnasio para las
personas que sufren de dolor crónico (Assis
et al. 2006). Para mujeres sedentarias, una rutina de running en piscina
por 8 semanas y de 45 minutos diarios 3 veces por semana (con una intensidad
moderada, determinada por la cantidad de lactato en la sangre) ha demostrado la
mejora en las funciones físicas, salud general e indicadores de la calidad de
vida en las personas que sufren de FM (Cuesta-Vargas
y Adams 2011). Similarmente, sesiones de aeróbics acuático 2 veces por
semana junto con terapias de sauna, ha mostrado una reducción del dolor ente un
31 y un 77% después de 12 semanas, y un 28% a un 68% después de 6 meses de
ejercicio constante (Matsumoto et al.
2010).
Andar
en bicicleta es otra actividad que ha entregado buenos frutos para reducir el
dolor y los síntomas de la FM. Andar en bicicleta con una intensidad de un 70%
a 75% de la intensidad cardíaca máxima (calculado como 220 – la edad), ha demostrado
que las personas que sufren de FM ha reducido su dolor (Hooten et al. 2012). Interesantemente, ejercicios de baja
intensidad (aproximadamente al 45% de la intensidad caríaca máxima) podrían
incluso ser más eficaces que las rutinas de mayor intensidad (Newcomb et at. 2011).
El
potencial del entrenamiento de resistencia
Desarrollados de manera correcta, el
entrenamiento de resistencia es seguro y han demostrado que aumentan la
tolerancia del dolor de las personas que padecen de FM (Hurley, Hanson y Sheaff 2011). Hurley y sus colegas han encontrado
que el entrenamiento de resistencia disminuye la tasa de pérdida de masa
muscular, calidad, fuerza y energía – los que son claramente aumentados en los
pacientes con FM. Una revisión de la literatura por Busch et al. (2011) sugiere
que el entrenamiento de resistencia 2 a 3 veces por semana a las intensidades
correspondientes con 8 a 12 repeticiones puede reducir el dolor hasta 49 puntos
en una escala de 0 a 100, y efectivamente reducir el número de puntos sensibles
de la FM. La progresión es crítica para el éxito del entrenamiento de
resistencia para las personas con FM.
Otros
ejercicios útiles
Jones et al. (2012) ha demostrado que en 12
semanas de Tai Chi (sesiones de 90 minutos 2 veces por semana) ha reducido
notablemente el dolor. Las actividades diarias como caminar también han
demostrado ser útiles para el funcionamiento físico óptimo de las personas con
FM (Busch et al. 2011). De acuerdo a Busch y sus colegas, el acercamiento
cuerpo-mente del Pilates, yoga, ejercicios de respiración, caminatas nórdicas
también proveyeron resultados clínicos relevantes para personas con FM.
Mezclando
ejercicios.
Al parecer la combinación de ejercicio
cardiovascular, resistencia y otros tipos de ejercicios ayudan a manejar los
síntomas de la FM. 16 semanas de caminatas constantes a mediana intensidad,
combinado con ejercicio de fuerza (en progresiones de 2 sets de 10 a 12
repeticiones) y estiramientos han reducido la fatiga en mujeres con FM (Rooks et al. 2007). En una intervención
de 18 semanas (con 3 sesiones semanales), 15 minutos de caminata a una
intensidad de un 55% a un 65% de la intensidad cardíaca máxima combinado con un
circuito de ejercicios de resistencia de baja intensidad, más un trabajo
abdominal también ha reducido la fatiga (Etnier
et al. 2009).
En
algunas de estas intervenciones, los investigadores han observado mejoras, no
solo en el manejo del dolor y la fatiga, si no que en la depresión y en el
estado de ánimo. Es siempre muy importante para los profesionales del ejercicio
el reconocer el estado mental y los beneficios que puede entregar a los
pacientes con FM.
Recomendaciones
finales de FM
Aunque la fatiga y el dolor pueden hacer que el
ejercicio sea una actividad desafiante para personas con FM, es crítico para
ellos mantener una actividad física (Busch et al. 2011). La investigación ha
repetitivamente mostrado que el ejercicio regular es uno de los tratamientos
más efectivos para los pacientes de FM (NIAMS 2011). En general, el ejercicio
cardiovascular desarrollado 2 a 3 veces por semana con una duración de 30 a 60
minutos a un 50% de la intensidad cardíaca máxima o un ejercicio de intensidad
ha notablemente mostrado que reduce el dolor, mejora la salud mental y
disminuye la depresión. Sin embargo, la literatura apoya que existen bastantes
tipos de ejercicios - acuáticos,
cardiovasculares y de resistencia, junto con ejercicios de cuerpo y mente
- pueden ser útiles para disminuir los
síntomas de la FM (Busch et al. 2011). Los pacientes deben ser introducidos a
una variedad de ejercicios antes que ellos decidan cuál es el más cómodo para
ellos.
Una
supervisión cuidadosa mientras ellos desarrollan sus ejercicios es muy
recomendada, así como el 70% de los pacientes que realizaron la entrevista han
reportado que la actividad física vigorosa es el principal agraviante de sus
síntomas (Bennett el at. 2007). Más
allá, las intervenciones en el hogar están asociadas con un bajo cumplimiento (Harden et al. 2012), lo que muestra la
importancia de un personal capacitado para estos trabajos. Los entrenadores
personales pueden ayudar a mejorar la adherencia motivando e inspirando
constantemente a las personas con FM, de manera de ayudarles a creer que ellos
pueden completar su rutina de ejercicios (Busch
et al. 2011).
Conceptos
erróneos comunes sobre la fibromialgia:
1.- Es un problema grave que no dura mucho
tiempo.
Incorrecto:
la FM puede persistir por años, incluso para toda la vida (NIAMS 2011).
2.- Sólo afecta a las mujeres.
Incorrecto:
Hombres y niños (hombres y mujeres) pueden ser afectados por la FM.
3.- Está asociada a las personas mayores.
Falso:
La mayoría de las personas diagnosticadas con FM tienen edad media (CDC 2011).
4.- Es un tipo de artritis.
Falso:
Comúnmente es asociada a la artritis. De hecho, puede ser incrementada la
probabilidad de sufrir el síndrome si sufre de artritis (NIAMS 2011). Sin
embargo, la FM no afecta las articulaciones directamente, como lo hacen las
distintas formas de artritis.
5.- Es una condición que empeora
progresivamente.
Falso:
Es tranquilizador saber que la FM no es una condición de salud progresiva
(NIAMS 2011).
6.- Pacientes con FM deben tomar medicamentos
para dormir.
Erróneo:
Es verdad la complicación del dolor, síndrome de pies cansados y/o ondas
cerebrales irregulares pueden interferir con un descanso en el sueño. Sin
embargo, es mejor si la condición es manejada sin píldoras con técnicas de
higiene del sueño provistas por especialistas médicos (NIAMS 2011).
7.- Es lo mismo que el síndrome de fatiga
crónica.
Falso:
Si bien los pacientes con FM sufren de fatiga, la FM y la fatiga crónica son
desórdenes que tienen muchos síntomas distintos. La FM, el diagnóstico gira en
torno a mecanismos del dolor, mientras que el síndrome de fatiga crónica se enfoca
en las causas biológicas de la fatiga.
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